En la década de 1930, un escritor húngaro y el sociólogo Duncan Watts llegaron a desarrollar una teoría de redes sociales que luego en 1990 fue popularizada (entre los cinéfilos y geeks) por Will Smith en una película basada en la obra de teatro homónima escrita por John Guaré.
Seis grados de seperación está basado en la idea de que cada personas puede acceder a cualquier persona o situación en no más de 6 eslabones; es decir, si quiero encontrar un trabajo o un apartamento solo tengo que preguntar entre mis amigos cercanos y entre los amigos de los amigos encontraré un trabajo (en no más de 6 eslabones).
En la praxis de la comunicación, desde 2006 ha habido un fenómeno de periodismo ciudadano impulsado por la cadena de noticias CNN, “i-report”, cuya tranducción es “yo reporto” pero con la grafía de yo (“I” en inglés) en minúscula, un yo en minúscula en un mundo donde una persona se integra al mundo en la medida en que se convierte en un producto simbólico, una figura pública. La dinámica de establecer una conversación es que CNN plantea temas y los usuarios aportan sus videos y fotografías al respecto. Las personas se convierten en generadoras de contenido de forma gratuita, voluntaria, e inmediata, ya no solo en los blogs, Facebook o Twitter sino en un medio masivo y global de difusión de información. Finalmente, aquellos aportes que son sustantivos en su contenido pueden ser llevados a la pantalla y transmitidos al aire.
Este fenómeno de periodismo ciudadano plantea varios cuestionamientos: primero, ¿por
qué el gremio de comunicadores abre esa puerta para que cualquier persona con una
cámara, la herramienta técnica, filme lo que sea y lo haga pasar como “periodismo”?,
segundo, ¿por qué cómo personas que vivimos en el año 2011 necesitamos narrar lo que sucede a nuestro alrededor, nuestra cotidianidad y nuestro punto de vista en cualquier tema dado?
Para la primera cuestión no tengo una respuesta clara. Para la segunda interrogante, desde el punto de vista de personas comunes, parte de una premisa sencilla: la comunicación es una necesidad humana, pues hay comunicación antes y en ausencia de aparatos. Esta premisa clara se transmuta y se convierte en panacea en un contexto donde se piensa que el acceso al medio resuelve la brecha social pues hay libertad de expresión y esto conlleva el mejoramiento de las condiciones de vida y de las capacidades de apropiación de la situación social que nos ha tocado vivir. La razón por la cual se convierte en falacia es porque las personas se convierten en mediaciones simbólicas más que en sujetos agentes, su contexto de acción se limita a las mediaciones que se generan en internet o en la televisión, el discurso latente pareciera ser que el activismo es cansado y trae pocos satisfactores; por otro lado, la construcción como figura pública empieza por unos cientos de contactos en la página de Facebook o youtube y se extiende hacia el formato televisivo o hacia la figuración social gracias al talento de ser visto, a quince minutos de fama por haber sido elegido para competir en un “extreme reality” de lo que sea que puede traer recompensas monetarias o de aumento del capital simbólico como figura, o no, pero al menos salí en televisión.
qué el gremio de comunicadores abre esa puerta para que cualquier persona con una
cámara, la herramienta técnica, filme lo que sea y lo haga pasar como “periodismo”?,
segundo, ¿por qué cómo personas que vivimos en el año 2011 necesitamos narrar lo que sucede a nuestro alrededor, nuestra cotidianidad y nuestro punto de vista en cualquier tema dado?
Para la primera cuestión no tengo una respuesta clara. Para la segunda interrogante, desde el punto de vista de personas comunes, parte de una premisa sencilla: la comunicación es una necesidad humana, pues hay comunicación antes y en ausencia de aparatos. Esta premisa clara se transmuta y se convierte en panacea en un contexto donde se piensa que el acceso al medio resuelve la brecha social pues hay libertad de expresión y esto conlleva el mejoramiento de las condiciones de vida y de las capacidades de apropiación de la situación social que nos ha tocado vivir. La razón por la cual se convierte en falacia es porque las personas se convierten en mediaciones simbólicas más que en sujetos agentes, su contexto de acción se limita a las mediaciones que se generan en internet o en la televisión, el discurso latente pareciera ser que el activismo es cansado y trae pocos satisfactores; por otro lado, la construcción como figura pública empieza por unos cientos de contactos en la página de Facebook o youtube y se extiende hacia el formato televisivo o hacia la figuración social gracias al talento de ser visto, a quince minutos de fama por haber sido elegido para competir en un “extreme reality” de lo que sea que puede traer recompensas monetarias o de aumento del capital simbólico como figura, o no, pero al menos salí en televisión.
Con la cuestión de interconexión y accesibilidad, no es de extrañarse que esta semana el Gobierno estadounidense anunciara sus intereses en estudiar el cibermundo con el fin de predecir crisis sociales tal y cómo ahora se predicen los huracanes.Después de todo, así como Ana pregunta ¿quién quiere adoptar un perrito? en su red social favorita, el Ojo del Gobierno pregunta ¿a dónde habrá que enviar a nuestros soldaditos?.
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